Aquellos que tienen poder para lastimar y no lo hacen, esos que no hacen aquello que dominan y que, agitando a los demás, son ellos mismos de piedra, inamovibles, fríos y lentos en la tentación.
Ellos son los que heredan los favores del cielo y administran los ricos dones de la naturaleza; son los amos y señores de su apariencia, otros, se ponen a las órdenes de su excelencia.