Mal a quién? —chilló Esmeralda.
—A los hombres que engaña, a sí misma, a la sociedad, a los principios de la Revolución mexicana.
—¿Por qué? Los días compartidos son días felices, armoniosos, que a nadie dañan.
—¿Y el engaño?
—¿Cuál engaño? Una cosa es no decir y otra cosa es engañar