Tomo el bóxer y me hinco a los pies de Emilie, ella jadea.
«Si supieras, pequeña mía, quién soy, de dónde he salido y a qué me dedico». Nunca he estado de rodillas ante nadie. Hombres llenos de poder se han arrodillado ante mí y otros han caído en mis manos, su sangre, la de sus familias. «Y aquí me tienes de rodillas a tus pies, Emilie Greystone»