Elisenda Julibert

No les importa que seas guapa, llevas falda, es como poner un trapo rojo delante de un toro

Cuando observo mi vida y su secreto color […] descubro que es a un tiempo la lluvia y el sol, el mediodía y la medianoche.

¿Qué es un hombre? […] Es esa fuerza que siempre termina derrocando a los tiranos y a los dioses.

En eso consiste nuestra fuerza, en pensar como usted en la profundidad del mundo, en no rechazar nada de un drama que también es el nuestro, pero al mismo tiempo haber salvado la idea del hombre al final de este desastre de la inteligencia.

Sólo la servidumbre es solitaria, incluso cuando se escuda en mil bocas para ovacionar al poder.

Los oprimidos no sólo quieren ser liberados de su hambre, también quieren ser liberados de sus dueños.

Pero la libertad no está hecha en primer lugar de privilegios, está hecha sobre todo de deberes.

La libertad no es un regalo que nos dé un Estado o un jefe, sino un bien que se conquista todos los días, con el esfuerzo de cada individuo y la unión de todos ellos.

Cuando el silencio o los trucos verbales contribuyen a sostener un abuso que debe rectificarse o una desgracia que puede paliarse, no existe otra solución que hablar claro.

Prohibir que se mate a un hombre sería proclamar públicamente que ni la sociedad ni el Estado son valores absolutos, decretar que nada los autoriza a legislar definitivamente, ni a provocar algo irreversible.