Cecilia Russo

Según Kofman, “Conciencia es la capacidad de aprehender la realidad, de estar atentos a nuestro mundo interior y al mundo que nos rodea. Ser consciente significa que estamos despiertos, atentos. Vivir conscientemente significa que estamos abiertos para percibir el mundo que nos rodea y nuestro mundo interior, para comprender nuestras circunstancias y decidir cómo actuar sobre ellas de una manera que honre nuestras necesidades, valores y objetivos”.

“Víctima es la persona que sólo presta atención a los factores sobre los cuales no puede influir”. Se trata de un líder inconsciente, que pone en el afuera los objetivos no logrados, las frustraciones. Y además, no logra comprender el impacto de su accionar para prevenir una situación, direccionarla o encontrar una solución.

Como contrapartida, “El protagonista presta atención a los factores sobre los cuales puede influir”. Esto implica que se involucra en la situación y se entiende como parte del problema y también, de la solución.

as motivaciones fundamentan y dan sentido a la conducta humana. La idea es descubrir la singularidad de los actos humanos basándose en el “sentido”, es decir, en los mecanismos y fundamentos que dan coherencia y unidad a la conducta humana.

Construcción: como dijimos, el aprendizaje se da en peldaños, y sobre cada uno construyo el siguiente.
Asimilación: incorporo o asimilo un nuevo conocimiento o habilidad a lo ya aprendido.
Acomodación: hago los ajustes necesarios para que el nuevo conocimiento o habilidad haga síntesis y dialogue con el conocimiento previo.

En ese recorrido, me parece interesante la mirada de Rafael Echeverría (sociólogo y filósofo chileno, 1943), quien define el aprendizaje como “la posibilidad de llegar a hacer lo que antes no hacíamos”. Esta mirada es posibilitadora, nos habla de futuro, de proyección, de nuevas capacidades.

¿Y cómo vinculamos estos conceptos con el liderazgo? Un líder es alguien que necesita estar abierto al aprendizaje. La dinámica de las organizaciones, políticas, estrategias, negocios y recursos requiere de un líder atento a los cambios y que sea fundamentalmente un aprendiz en lo personal para que luego derrame ese espíritu de aprendizaje en su equipo.

¿Qué oportunidades de aprendizaje generé en mi equipo?
¿Entregué oportunidades para que mi equipo se desafíe, se equivoque y, en definitiva, aprenda?
¿Pude ser flexible para redireccionar el camino y lograr mejores resultados y aprendizaje?
¿Logré ser ágil como concepto de liviano y listo para tomar decisiones diferentes cuando son necesarias?

Esto implica que el líder se considere aprendiz permanente y, a partir de eso, genere una forma de aprender que colabore con el desarrollo de su equipo y de la organización donde interviene.

Ser un líder aprendiente significa:

Saber que soy vulnerable.
Saber que no sé todo.
Saber que puedo fallar.
No tener temor a manifestarle a mi equipo que no sé.
Dudar.
Tener miedos.
Tomar riesgos.

El psicólogo estadounidense-israelí Daniel Kahneman, en su libro Pensar rápido, pensar despacio, distingue en los seres humanos dos tipos de pensamiento:

Uno que es rápido y automático: es el que gobierna las acciones que realizamos casi sin pensar, en piloto automático, y del cual dependen múltiples acciones cotidianas.
Otro que es lento y racional, del cual dependen las acciones que requieren de un análisis y procesamiento más complejo.

En definitiva, ser conscientes de que podemos estar condicionados por sesgos es un modo de estar abiertos a revisarnos y, en consecuencia, a aprender. De eso se trata transformarnos en personas y líderes abiertos al aprendizaje: es una postura de humildad y resiliencia frente a los desafíos que enfrentamos.

ase 1 – Del liderazgo de mí mismo al liderazgo de otros (Leading Others)
Cuando trabajo solo y sin equipos a cargo, soy un “contribuidor individual”, lo cual implica que trabajo para el logro de resultados propios. Las competencias más habituales que se requieren en esta etapa son:

Capacidad para planificar las tareas.
Ser puntual en la entrega de resultados en relación con los compromisos asumidos.
Lograr una buena calidad de producción de mi trabajo.
Lograr confiabilidad en el producto generado.