Y así llegaría a convertirse en una serpiente-pájaro fantástica y celeste, anunciadora de las lluvias fertilizantes, del agua celeste, por lo cual se relacionaba también con la tierra y la fecundidad; a la vez que podía ser el símbolo de lo espiritual (cielo, lluvia) y de lo material (tierra, fertilidad, vegetación), es decir, celeste y terrestre al mismo tiempo.