El libro presenta una retrospectiva del proceso que desembocó en la creación del sistema político clientelar que suplió a los comicios como fuente de legitimidad del poder al reemplazar la normalidad democrática por una gestión abocada a convertir las respuestas públicas en apoyos sociales. Analiza la relación de mutuo interés que se establece entre candidatos y votantes, en el marco de una democracia que, por el lastre de un pasado autoritario reciente o por haber entrado en fase temprana de descomposición a causa de sus contradicciones, puede llegar a ser de naturaleza pragmática y patrimonial, al regirse por criterios de pertinencia y adhesión que favorecen el reclutamiento y la manipulación. Propone conferir a la referida noción de clientela un mayor valor explicativo y una connotación sociológica más rica y compleja.
Ofrece una amplia reflexión metodológica para precisar qué es una base social de apoyo electoral y cómo puede ésta en su propia integración adaptarse a los procesos de marginalidad e informalidad causados por el modelo de crecimiento económico urbano-industrial. Se bosqueja además, el escenario social en el que, por efecto de la redistribución de las oportunidades de desarrollo, quedaría minado el terreno para el aprovechamiento político de las demandas y la obtención de la rentabilidad electoral en la atención de las necesidades; asimismo, se recuentan los usos políticos de la pobreza y hace un acercamiento a un tema actual y complejo, asumiendo que no es factible enfrentar el desafío democrático en México sin visualizar la magnitud del dilema implícito en el atraso y las carencias de su población.