Algunas cadenas de supermercados que por décadas tuvieron un gran peso en las tiendas de autoservicio como Gigante y Soriana, de la familia cántabra de los Losada, mantuvieron prácticas más o menos dudosas –vender caro y malo– que afectaron su credibilidad ante el consumidor mexicano que, sin saber en muchos casos su origen español, abandonaron estos lucrativos negocios de abarroteros ventajosos por la más eficaz y cordial simulación de Wall Mart y Office Depot, las grandes cadenas norteamericanas, que, practicando el culto al consumidor masivo, rebajaron la cuota de mercado de los viejos grupos españoles en toda América Latina.