Una fogata hablaba de nuestros corazones

Todas las que me quisieron
harán una fogata
quemarán mis recuerdos
para que la ciudad entienda por qué las amé.

Todavía puedo cerrar mis ojos
volver y volver.
Puedo ver entre las cortinas
corre el aire
estás ahí
acomodando tus libros
puedo escuchar los ladridos de los perros
a lo lejos
en este barrio de la ausencia.
Todavía puedo sentir el perfume
de las flores de tu cuerpo.
Puedo verte ahí
hablándome de tus tardes en el mar.
Cuando quiera puedo irme.
Cuando quiera puedo volver

Lxs poetas somos algo mentirosxs
porque escribimos hasta de lo que no conocemos
exploramos la tristeza, además
y el deseo que tenemos de amar
como si fuéramos en busca de una golosina nueva.

me gusta la intimidad
que hay en las pequeñas cosas.
Tu ropa acomodada en la silla
la pequeña biblioteca
algún que otro amuleto

Todos esos cuerpos que también te amaron
dónde están
dónde están sus recuerdos
dónde están sus palabras.
Si ellos también te amaron
dónde están sus marcas.

La luz del sol entra en la habitación
la ciudad duerme.
No nos volveremos a ver
quedará algo de vos en mí.

Tomaremos pequeñas siestas
bajo el sol
para recordar que la vida
a veces es un poema.

Si estuviera tocando un gran piano
frente al mar
y pasarás en tu bicicleta
la melodía seguiría tus colores.
Los cuerpos como el tiempo son una enredadera
se mezclan y se mezclan.
Como ese sol que entra por tu ventana
y hace la perfecta geometría en tu rostro.
Quizás no conozca nunca la rosa
solo la sensación.

Lxs poetas somos algo mentirosxs
porque escribimos hasta de lo que no conocemos
exploramos la tristeza, además
y el deseo que tenemos de amar
como si fuéramos en busca de una golosina nueva.

Hay que nombrar los finales
para entenderlos.