Servicio completo

Lionel Barrymore venía a menudo, y también Bing Crosby y Bob Hop

Fred Astaire y Ginger Roger

almas hermosas, de la nostalgia

Ella era una experta, pero tengo que reconocer que al cabo de veinte minutos de empezada la charla me incliné hacia Tony y le susurré: «Oye, tío, esto es tan útil para esta panda como un peón de rancho explicando cómo se ordeña una vaca a un grupo de lecheros. Por lo que más quieras, estas locas se pasan el tiempo mamando pollas. No les está enseñando nada que no sepan. Creo que has tirado el dinero.»

Pero después George siguió diciendo en broma que seguramente John tenía tan poca materia gris en la cabeza que la sangre que fluía desde su minúsculo cerebro hasta su gigantesco pene era lo que causaba aquella flojera. George no carecía de sentido del humor.

–Es para ti –dijo–. Échale un vistazo mientras bajo a tomar una copa.

Me conmocionó lo que había escrito. Con su estilo más hermoso, sensible e inteligente Tennessee Williams había redactado mi biografía. Pero, en efecto, el texto era un poco más que una crónica reveladora de mi función de alcahuete para la comunidad homosexual de Los Ángeles. Había trazado mi vívido retrato como la madrina mariquita de todo el universo gay de Los Ángeles. La obra me describía como si yo sobrevolase Hollywood Boulevard dirigiendo a todas las locas de la ciudad. Daba la impresión de que si yo no existiese no habría en absoluto vida gay en Hollywood. Me había convertido en un inconformista, un renegado, una estrella, un héroe. El artículo se proponía halagarme, celebrar lo que yo había hecho, pero en realidad me ponía como si fuera la madre de todos los maricas. Se pasaba de la raya.

Cuando volvió, una o dos horas después, me preguntó qué opinaba y sólo le dije: «Tenny, sé que eres un encanto, cariño, y sé que tienes buenas intenciones, pero rómpelo, por favor.»

No sé cómo obtuvo la información, pero Kinsey siempre sostuvo que la mayor colección pornográfica del mundo estaba en poder de la Iglesia católica romana en el Vaticano. A mí me resultaba difícil de creer pero él estaba convencido. Según Kinsey, la segunda selección más grande era propiedad del ex rey Faruk de Egipto. Cuando me lo dijo me picó la curiosidad de inmediato. El motivo era que yo tenía una relación directa con la familia real egipcia.

Otro gran talento de allende los mares a quien llegué a conocer sumamente bien fue el maestro inglés de la alegría, el mito y la música Noël Coward.

El buen sexo consiste en saber cuándo mucho es demasiado y cuándo poco es demasiado poco, en esa delgada línea divisoria que hay entre la coherencia y la variedad, entre encontrar lo que esperas y sorprenderte al descubrir lo inesperado.

, me presentaron a uno de los ingleses más interesantes que he conocido en mi vida. Era el aclamado novelista y dramaturgo Somerset Maugham. Tenía más de setenta años y estaba en la ciudad trabajando en el borrador de un guión, no recuerdo si para el cine o la televisión. Su novela más famosa era Servidumbre humana, publicada en 1915, pero también era el autor de La luna y seis peniques, El temblar de una hoja, Al este de Suez, La esposa constante y acababa de escribir cuando le conocí la brillante pieza teatral antibélica Por los servicios prestados. Entre sus obras posteriores se cuentan El filo de la navaja, Catalina y Cuarteto.