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Joseph Ratzinger

Y Dios se hizo hombre

  • Maria Esquivias Padillaцитирапреди 2 години
    Pero hay una segunda cosa que se indica a los pastores en el evangelio de Navidad y que resulta importante. Dice el evangelio que fueron corriendo a Belén y contaron todo lo que habían escuchado: ellos, que eran más bien hombres de pocas palabras, alabaron y dieron gloria a Dios, de sus labios desbordó aquello de lo que estaba lleno su corazón. Se dieron prisa. Esta prisa aparece otras varias veces en la Sagrada Escritura: después de la Anunciación, María se pone deprisa en camino hacia su parienta Isabel, los pastores van corriendo hasta el pesebre, Pedro y Juan corren hacia el resucitado. Esta prisa no tiene nada que ver con el ajetreo de quienes viven torturados por la agenda. Es lo contrario de eso. Significa que toda esa falsa prisa cae cuando aparece lo auténticamente grande e importante. Es la alegría que da alas al hombre.
  • Maria Esquivias Padillaцитирапреди 2 години
    Tal vez nos vengan aquí a la memoria aquellas palabras que Evelyn Waugh pone en labios de la emperatriz Elena en ocasión del hallazgo de la cruz evocando el recuerdo de los sabios de Oriente. Les dice ella: Vosotros habéis llegado tarde, al igual que yo. Los pastores, y hasta las bestias, llegaron antes que vosotros. Ya estaban reunidos con el coro de los ángeles cuando vosotros ni siquiera os habíais puesto en camino. Por vuestra causa tuvo que relajarse un poco hasta el estricto ordenamiento del cielo. Queridos primos, rogad por mí, rogad por los grandes de este mundo, rogad por todos los eruditos y las almas delicadas, que no queden totalmente olvidadas ante el trono de Dios cuando los sencillos hagan su entrada en su reino (cita no textual de H. Maier, «Der Humanist und der Ernstfall», Internationale Katholische Zeitschrift Communio 8 [1979]: 66 s.).
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